La Comuna
Por: José Ángel Solorio Martínez
CIUDAD VICTORIA.- El director del Instituto Cultura y la Artes de Tamaulipas, Héctor Romero Lecanda resultó más ruido que nueces.
Venía con todas las recomendaciones y medallas del mundo; se hablaba maravillas de su trayectoria en la CDMX, en donde se desempeñó siempre en el mundillo artístico y cultural.
Fue traído con los mejores augurios.
Se pensaba, que haría olvidar la triste historia desempeñada por su antecesora Brenda Denisse de la Cruz López.
Pero no.
Resultó más de lo mismo.
La Cultura como espectáculo.
La Cultura como oropel.
La Cultura al “ahí se va” sin proyecto y sin razón.
Extraño para un cuadro de sus presuntas cualidades.
Es probable que la larga estancia en la CDMX, lo hayan alejado de su terruño y ahora sea un extraño en su propia tierra; desconoce las dinámicas culturales y del arte –que lo hay– en nuestro estado.
Lo que se le ha ocurrido hacer, no es algo que en el pasado no se haya hecho. Es decir: cantantes de feria, bailables en los pueblos y músicos de un discutible folklor.
Ausencia total de intelectuales y creadores que convoquen al crecimiento cultural de la ciudadanía. Carencia absoluta de conciertos didácticos para generar un público que sepa degustar música culta.
Romero Lecanda, se dice que es un nuevolaredense ilustre. No es un relevante artista; se dice que ha sido un eficaz promotor cultural. Al parecer, nos engañó a todos. Resultó un burócrata cultural de media cuchara.
Lleva ya 100 días en el gobierno de la IV T.
Se le vió como el salvador de los procesos culturales de Tamaulipas.
Y nada.
Ni siquiera ha podido redactar un estado de la cuestión de la cultura y las artes, para de ahí pasar a redactar un plan general para el impulso de actividades que alimenten el espíritu de los tamaulipecos tan ávidos por digerir otros ingredientes que no sean inseguridad y violencia.
Tan burocratizado está el titular de ITCA, que no se le ha visto por la mayoría de los 43 municipios.
Ni imaginación tiene la creatura.
La reciente actividad que él llama festival, es un evento que se diseñó en la administración estatal del gobernador Américo Villarreal Guerra. Es decir, data de hace casi 40 años y lo vino a poner en marcha como un verdadero fiestón producto de la novedad.
De la Cruz López nos dejó la convicción de que jamás habría en el ITCA, algo peor que ella.
Pues no.
Romero Lecanda le dijo “quítate que ahí te que voy…”